El imaginario del “cuerpo productivo". La jubilación, la vejez y otras formas de compartir desde la experiencia
Por Claudia Rodríguez
*Texto presentado en el Foro abierto "El intercambio energético en la acción de danzar. Reflexiones de la danza como trabajo", en el marco del Seminario Permanente de Fenomenología de la Danza y estudios de la corporeidad, llevado a cabo el 19 y 26 de febrero 2022 a través de la plataforma Zoom.
Hoy soy llanto, cansancio. Me he sentido al borde del fin del mundo, de mi mundo. Al enfrentarme el año pasado a la vivencia de unas lesiones de columna y cadera, así como a un dictamen médico que puntualizó que “ya no más”, derrumbó todo lo que soy, todo lo que he sido. Tiró por tierra sueños y anhelos de seguir volando, de ser vuelo, así como mi medio de subsistencia desde 1985… el alimento en la mesa de mi familia.
Este dictamen implicó un proceso de duelo, siento que morí de tantas maneras en solo cuatro meses que pensé que ya nada quedaba de mí. ¿Cómo apagar una interna necesidad instalada en la médula de mi existencia de transmutar mi ser, mi energía y la energía de los otros para acariciar el espacio, moviéndolo, desplazándolo –no sé si quepa la expresión amándolo–?
Cabe decir que regresar a presenciar la danza de otros cuerpos, sentir su movimiento, atestiguarlo, así como la mano del paso del tiempo, fue sanando mi cuerpo, mis miedos de volver a fluir. La creencia en aquel dictamen me llevó a cuestionarme: ¿a que estoy llamando danza? ¿Es verdad que ahora no danzo? ¿Por qué siento que, incluso cuando pienso en ella, sucede?
Esta actividad ha sido mi razón de ser, mi sustento espiritual, un cotidiano ritual de encontrarme conmigo misma y con el otro para recrearnos, preguntarnos, actualizarnos en el eidos, volver al inicio siempre.
Somos vida que celebra cada día SER PARTE de este milagro de existir, donde hay excitación, júbilo, potencia y movimiento. Aristóteles (1995) define el movimiento como el paso de la potencia al acto y como fuente de cambio.
Viajar de A a B, trasladarse, migrar. Cambiar de lugar es la posibilidad de mirar, pensar la vida desde distintas aristas, caras y perspectivas. Cuando danzo mi pensamiento se desplaza, va al encuentro del mundo sin límites disciplinares… solo se expande, rueda, vuela, vive pulverizando fronteras y dicotomías (Rodríguez, 2021).
Me pregunto si el tiempo, como los humanos somos capaces de concebirlo y percibirlo, no existe, tal como lo está probando la ciencia. En este sentido, ¿a qué llamamos vejez? ¿Por qué nuestro cuerpo se deteriora? ¿A qué le llamamos deterioro? ¿es acaso una creencia? Thomas Hanna, en su libro Somatics: Reawakening the Mind’s Control of Movement, Flexibility and Health (2004), nos dice que es necesario deshacerse del mito del envejecimiento; es decir, darnos cuenta de que no estamos programados para la decadencia. Estamos destinados a morir, pero no a deteriorarnos o degenerarnos. Yo me siento joven, me comporto inmadura, creo que nunca podré “comprar” o “adquirir” comportamientos propios de mi edad… Me gusta jugar, soñar; aún siento que salto, vuelo, río.
El Profeta dijo: nadie voltea hacia atrás
y se lamenta de dejar
este mundo. ¡Lo que se lamenta
es cuán real pensamos que era!
Cuánto nos preocupamos
de las apariencias y qué poco
atendimos a aquello que se mueve
a través de la forma. "¿Por qué pasé
mi vida negando la muerte? ¡La muerte
es la clave de la verdad!"
Cuando escuchas lamentos como ese
di, en voz baja, para ti
"Aquello que te movía entonces
todavía te mueve, la misma
energía. Pero ahora entiendes
perfectamente que no eres
esencialmente un cuerpo, tejido, huesos,
cerebro o músculo. Disuélvete
en la lúcida visión. En vez
de mirar abajo hacia la tierra
del camino enfrente
mira hacia arriba: ve ambos mundos,
el rostro del rey, el océano
esculpiendo y llevándote
consigo. Has escuchado
descripciones de ese mar. Ahora
flota, confía y goza su moción".
– Yalal ad-Din Muhammad Rumi.
(Barks, 2002).
Desde mi vivencia la danza no se mide en horas laborales y planeaciones institucionales. Es una actitud vital que trasciende jornadas laborales, objetivos de producción; esquemas con los cuales medimos, tasamos y sopesamos el tiempo de las actividades reconocidas como “trabajo”.
¿Qué nos impulsa a danzar? ¿Qué aportamos con nuestra labor?
Martha Graham describió a los bailarines como los “atletas de Dios” (Graham, 1987). Más rápido, más alto, más fuerte, ese lema olímpico aplica a nuestras búsquedas, resuena en nuestras aspiraciones. Y por si esto fuera poco también buscamos mostrar lo más humano, vulnerable, complejo, bello y retorcido de la humanidad, del mundo, de la vida misma. Nuestro trabajo habla de aspirar, de creer, de compartir valores intangibles de dignidad y sentido ético.
Entonces, ¿cuánto vale este trabajo para ti?
Palpar la vulnerabilidad y el milagro de ser, de estar en este instante cambiante, presente. Eterno y a la vez diminuto; sin medida real y posible. Solo un flujo: torrente de vida que me habita, que me acoge, que me palpa y que palpa mi danzante ser.
Somos ángeles y demonios que danzan, materia prima, corporeidad dispuesta a ser poseída, arrebatada por la danza del mundo.
Y entonces, ¿por qué bailo? Bailo porque sonrío, porque estoy viva, porque puedo. Bailo como la luz y la sombra, en quiasma, tangente, develando el devenir que somos, la unidad en lo diverso.
¿Qué nos impulsa a danzar? ¿Qué aportamos con nuestra labor?
¿Cómo te retiras de esta necesidad, forma de vida y compromiso que surge desde la auto observación y el habitar?
Fuentes consultadas.
Aristóteles. “Libro Tercero, I”. Física. I. Trad. Guillermo R. de Echandía. Madrid: Planeta de Agostini, Editorial Gredos, 1995.
Barks, Coleman, ed. “Float, Trust, Enjoy”. The Soul of Rumi. A New Collection of Ecstatic Poems. By Yalal ad-Din Muhammad Rumi. New York: HarperOne, 2002.
Graham, Martha. “Una bailarina es una atleta de Dios”. Entr. Waldemar Verdugo. Vogue México, 1987.
Hanna, Thomas. Somatics: Reawakening the Mind's Control Of Movement, Flexibility and Health. Cambridge, Massachusetts: Da Capo Press, 2004.
Rodríguez, Claudia. Bitácora personal del Seminario permanente de fenomenología de la danza y estudios de la corporeidad, coordinado por la Mtra. Raissa Pomposo, Cátedra Extraordinaria Gloria Contreras en Estudios de la Danza y sus Vínculos Interdisciplinarios, 2021.