Por Tanya González | Ciclos
Los fines de año son tiempos de cosecha y descanso, una cuenta que se reinicia, los puntos finales me remiten a lo sagrado de la colectividad; en referencia al cierre de procesos grupales dice Margarita Baz y Tellez que “La importancia del punto final reside en su potencialidad para resignificar el proceso recorrido (…) el texto trazado por el grupo se lee no solo en forma prospectiva (hacia adelante:) sino retroactiva (hacia atrás).” (1) de tal suerte, este texto es un ir y venir de atrás a adelante, de adelante hacia atrás, como expresión coreográfica de danza coral, un danzar circular.
Danzar en círculo, como en la danza de concheros, las rondas infantiles, el slam en las tocadas, una danza que solo es posible en colectividad, sin ser uniforme en su movimiento, reúne, dice Adolfo Salazar que el griego choros, chorein o korei, tiene implícito un sentido danzable y músical, “La danza misma o chorea puede descender según lo sugiere Platón, de kara, la alegría”(2). suelo regresar a ese subrayado en la memoria, las notas, la tesis, para mi danzar me regresa a la alegría, aunque no siempre sonría, vuelvo a la danza cada vez en busca de crear alegría colectiva.
Antes de iniciar una danza, no estoy en reposo, me muevo, como otra gente, sin danzar o bailar, aunque con frecuencia busco esos puntos de apoyo y fuga al caminar con prisa, al sentir la rutina del trabajo en la espalda y la curvatura de mis hombros decaídos, al respirar antes de entrar al salón de clases como al entrar al escenario, al mirar los barandales se me antoja tocarlos como una barra, pero no todo movimiento es danza, nos movemos porque existimos, una danza, como un ciclo del seminario tiene un principio y fin, regresamos a ese estado de no reposo como punto de partida con nuevas sensaciones.
El seminario como danza, tiene un proceso grupal; alguien se dispone a preparar cuidadosamente un para qué, traza una ruta, imagina a quienes está dirigida, coloca el llamado en espera de respuesta para preparar la curaduría. Una vez reunidas nos preparamos para entrar a lo que hacemos en común, nos vamos mirando, nos acercamos o alejamos, pequeñas renuncias a nuestra individualidad, al principio las miradas se centran en quien nos convoca, poco a poco se abre la mirada y la escucha, cuando la coordinación invita a hacer comunidad para entonces des-enrollar (3) eso que hacemos en común, des-plegar (4), abrir entre todas en los principios de tensión distensión que hacen posible movernos, se anuncia el final, la despedida necesaria y se hacen nuevos pliegues, apalabramos y recogemos, agradecemos y regresamos a una individualidad habitada por las voces comunes.
En este sentido “el cierre se logra trabajando grupalmente, construyendo, a partir de elaborar con los otros las significaciones, los obstáculos y efectos de la búsqueda emprendida, y de elaborar, asimismo, el duelo que conlleva la inminente separación.” (5) así entre reuniones de zoom, mensajes en un grupo mediante aplicación digital, vamos preparando el duelo para cerrar un ciclo.
Este texto es un ir y venir en el tiempo, donde exploro formas de enunciar una experiencia, con sus preguntas y hallazgos. Con notas al pie como subtexto de exploraciones enunciativas, del trastabillar, deslizar, englobar, a veces de lo simultáneo.
Me acerqué por nece(si)dad (6) de leer colectivamente, en búsqueda/nostalgia (7)por los ecos de in-quietudes (8), sensaciones, desde un pantano de información y la ficción de soledad por(en) (9) la investigación doctoral.
En ese entonces ocho de mayo en dos mil veinte, mi carta de motivos para participar en el taller de introducción a la fenomenología de la danza, del que más tarde vendría el seminario:
Estoy atorada en la escritura de la tesis doctoral, un poco porque no termino de clarificar las palabras adecuadas para nombrar, otro tanto las dificultades de encontrar artículos y libros sobre el tema, y sobre todo la dificultad de coincidir en espacios para hablar de la danza desde una mirada filosófica y social con ganas de aprender y escucharnos mutuamente.
Desde hace mucho tengo la intuición de que la danza es el soporte de mi vida, un tiempo me centré en la idea de la fuerza y la elasticidad, otro en la disciplina, luego en el cuidado mutuo, ahora en lo que refiere al contacto y la colectividad, practicar con distintos grupos bajo distintas lógicas e intencionalidades de movimiento me ha permitido pensar mucho en lo que hago, darle importancia a documentar la danza desde diferentes perspectivas, apreciar lo inquieta, inagotable e inaprensible de la acción de danzar.
Por tanto danza y palabra, las encuentro como hilos que tienen cercanías, distancias, nudos, tensiones y paralelismos, participar en el taller pienso que es una posibilidad de estar con otros y otras con temas comunes, mueve el cuerpo y las ideas por ello considero que me puede ayudar a clarificar lo que quiero y no quiero decir porque estar con otras y otros me permite ser más cuidadosa de la palabra y la acción, diferenciar la exploración de hacer las cosas “al aventón”.
Espero poder encontrarnos en el taller y aprovechar el escenario de introducción a diferentes rutas, lecturas e indagaciones sobre la danza.
La paradoja de dedicar un par de décadas a indagaciones en/desde la danza y cada vez entender menos, la nece(si)dad de hacer colectividad ¿o tal vez comunidad? Desde la danza amorosa y lo que nos provoca, búsqueda por no forzar, no con-vencer, no imponer el tema de conversaciones o lecturas.
Un seminario se sostiene de múltiples acciones, esfuerzos invisibles, cada vez aprecio más su las experiencias que incorporo, para dar sentido a un seminario (10), vivir el semillero de ideas, poner las semillas a sabiendas de que no todas explotarán para germinar. Así viví el seminario de fenomenología de la danza, preparar el terreno, invitación a la paciencia y pertinencia para preparar la tierra y sus disposiciones antes de entregar la semilla, no aventarla, sino sembrar, cuidar para cultivar, experiencia de los ciclos donde es constitutivo el reposo y la pausa.
En el foro abierto Reflexión fenomenológica sobre la corporeidad danzante y el “trabajo”. Experiencia viva, en febrero de 2022, Mis preguntas guía fueron ¿Qué actividades/esfuerzos se necesitan para vivir bailando? ¿Qué actividades son importantes aunque sean “inútiles”? ¿Cómo opera la externalización de costos en la danza? a la distancia en este cierre de un ciclo me pregunto por las acciones vinculadas a la investigación y gestión de distintas expresiones dancísticas, desde la trama institucional que alberga una cátedra, la articulación de distintas preguntas de investigación, exploración de registros, generación de agendas, clases abiertas sesiones cerradas, producción de materiales de divulgación.
Con cerca de tres años, hacer un corte, vislumbrar desde la distancia el punto de partida, el tiempo aquel de la cuarentena que se tornó un prolongado confinamiento en incertidumbre, la escritura y ordenamiento del trabajo de campo de investigación lo deposité en horas de registro audiovisual, escrito y audios de trabajo de campo, eran horas, horas, hooraas y horas, en verdad hooooooooras, cientos de horas registradas en mi voracidad por la vida y la dificultad de digestión.
Horas y horas de videos, fotografías, cientos de hojas propias y ajenas de diario de prácticas, notas, libretas de fichas de lectura sobre: danza, cuerpo, corporalidad, prácticas corporales, ética, psicología social, imaginario social, guerra, violencia, técnicas corporales, socioanálisis, comunidad, así pasaba los días y noches frente a la pantalla y las hojas, donde me encontraba con cuerpos sonrientes, siguiendo otros cuerpos, anudándose, deslizándose, retorciéndose, sacudiéndose, relajándose, saltando, corriendo, caminando, jalando, respirando…mirando el cuerpo que soy danzando sin más restricción que la que somos y no sabíamos hasta que aparecen, se asoman de manera inesperada al atreverse a lo nuevo, cuando dejamos de aferrarnos a lo que sabemos o creemos saber.
Decimos en la psicología social de instituciones (11) que nos movemos en el saber y no saber sobre nosotras mismas, desde esa ambivalencia como premisa recuerdo que desde niña estaba segura que soy este cuerpo que soy y no porque lo tengo, porque si no lo tengo ya no soy. Merleau Ponty (1994) recuerda el problema del ser y tener, en la complejidad del ser y estar, tener y poseer, la diferencia de tener una casa a tener ganas, de ser cuerpo o estar en el cuerpo (12).
¿Cómo no renunciar a esta afirmación en la tesis ante el miedo a no sostener argumentos claros? ¿Cómo asumir el reto sin ir a lugares comunes de falacias de autoridad como puede ser apelar a la experiencia? Para no terminar afirmando, como otras veces lo he hecho y he escuchado/leído en otros lugares en que solo se puede hablar entre quienes tienen la misma experiencia.
¿Cómo hablar de lo que puede practicarse en la danza a quienes no danzan? Abrirme a buscar las relaciones entre la práctica de la danza y su escritura, interrogarme el sentido de mis propios diarios, los diarios compartidos por otras personas para este proceso de investigación, para ir más allá de los registros audiovisuales como si el aparato del ojo electrónico sustituye al cuerpo propio y no fuera una mirada más, con sus limitaciones y potencialidades, no solo como recurso para constatar que se hizo algo.
¿Cómo hablar del contacto entre los cuerpos desde mi ser cuerpo privado en estos días del confinamiento del contacto desde el encierro? Poco a poco apareció el encierro que no era solo aquel del quédate en casa, sino de la inflexibilidad en las ideas y el retorno a prejuicios aprendidos de una imposibilidad de escribir en ciencias sociales o filosofía desde la danza, que no se entiende si no se vive.
Diferenciar mi nostalgia por la colectividad danzante de mis dificultades de descripción, apreciación y contemplación, con la tristeza ante la pérdida de certezas, mis dificultades de organizaciones entre tantos planos de lectura en una insostenible articulación que caía en un pantano delirante, esas otras ansiedades tuvieron su pausa al hacer encuentro en el seminario, exploración acompañada y sin prisas para dar lugar al tiempo de hacer consciente no sólo la respiración y los movimientos, sino la lectura y escritura, en un ritmo menos frenético, para abrirme a una lectura pausada y regresar a la lectura en voz alta y compartida, para asumir plenamente que en los procesos de investigación nada es obvio.
Mi cuerpo este que soy no deja de ser mientras escribo, tal vez no me desplazo, pero arrastro la pluma sostenida por mi mano, dejó rastro seguido por la mirada, al mirar registrarse ese rastro que soy y me sorprende cuando se asoma. Así como me sorprende la linealidad de escribir en el ordenador y aparecerse en la pantalla luminosa que agotó tanto mi espalda y mi mirada durante la pandemia y las clases en línea, donde todo se volcó al zoom, classroom y pdf. ¿la palabra escrita sale de mis dedos, las teclas, la pluma o el lápiz? ¿Es una manifestación sorpresiva de lo que va aconteciendo? ¿de lo que puedo darme cuenta de que soy, he hecho o quiero ser? ¿Será un accidente entre el deseo de lo que supongo de mi experiencia?
Voy al recuerdo de la fenomenología de la percepción “tratando de describir el fenómeno de la palabra y el acto expreso de significación tendremos una oportunidad para superar definitivamente la dicotomía clásica del sujeto y el objeto” (13) a diferencia de Husserl quien aún sostenía la separación sujeto - objeto en tanto el sujeto refiere a lo que está adentro y objeto lo que es lanzado hacía afuera herencia de la fenomenología del espíritu hegeliana ¿Cómo es que describir puede ser tan potente?
Describir, poner palabra, d-escribir mi proceso de percepción. En las conversaciones/conferencias escritas para su transmisión en la radio francesa en 1948 decía/escribía Merleau Ponty sobre el mundo de la percepción que es
...aquel que nos revelan nuestros sentidos y la vida que hacemos, a primera vista parece el que mejor conocemos, ya que no se necesitan instrumentos, ni cálculos para acceder a él, y, en apariencia, nos basta con abrir los ojos y dejarnos vivir para penetrarlo. Sin embargo, esto no es más que una falsa apariencia. (...) me gustaría mostrar que en una gran medida es ignorado por nosotros, mientras permanecemos en la actitud práctica y utilitaria; (...) uno de los méritos del arte y el pensamiento modernos (...) es hacernos redescubrir este mundo donde vivimos pero que siempre estamos tentados a olvidar. (14)
En la radio, el mundo se nos muestra no a primera vista, sino a primera oída, es más difícil taparse los oídos que cerrar los ojos, más complicado aún cerrarnos al sentido del tacto, sin embargo, al relacionarnos de manera utilitaria con el mundo, nos cerramos a la percepción, se registran estímulos para producir respuestas determinadas, se aprende incluso a no sentir para sobrevivir.
Podemos entonces aproximarnos a la percepción como un misterio, que descubrimos cada vez que suspendemos o interrumpimos la relación mediada por la utilidad, para abrir el tiempo a la sensibilidad y la pausa necesaria para crear el trazo de las trayectorias, para escribir, poner en palabras la experiencia.
La danza desde el fenómeno de la palabra como oportunidad, de generar la circunstancia que permita la propia significación, como acto, acción que aparece cada vez que se pone en marcha.
A la famosa pregunta de Kant podemos responder qué pensar es una experiencia en efecto en el sentido de que nos damos nuestro pensamiento por medio del discurso interior o exterior. Este progreso, sí, en el instante y como por fulguraciones, pero aún nos queda el apropiárnoslo y es mediante la expresión que pasa a ser nuestro. La denominación de los objetos no viene luego del reconocimiento es el mismísimo reconocimiento. (15)
En estos años de ser parte del seminario encontré mi voz en esos ecos, ese volver a la sonoridad de las otras voces, como una ¿parte? ¿extensión? manifestaciones del cuerpo en lo implica la voz, el suspiro, la respiración, el silencio, seminario de re – sonancias, para abrir la interrogación de lo que puedo decir: describir, metaforizar, percatarme del reposo y movimiento de mi cuerpo ser, en el acto de reconocerse al hablar, al hablar de la danza, lo que hago y me provoca, las incitaciones, y preguntas sin respuestas, de lo provisional para el contexto donde se genera la situación.
Desde el habla y la escritura, procesos para interrogarme los espacios académicos donde participo como docente, tesista, estudiante. Para desestabilizar los roles asignados y asumidos. Se fueron germinando las semillas de regresar a pensar menos en el deber ser y las metas para centrarme en regresar sobre mis pasos de introducción de la práctica de la danza en mis clases de psicología social, de mis activismos y acompañamientos ante las múltiples violencias sociales, políticas desde donde a(r)mamos (16) la vida cotidiana.
Desde este seminario de asombros, desde la danza me volví a encontrar con el abrazo y la mirada de lo tridimensional, y la cuarta en tanto tiempo que hace posible el movimiento, como movimiento es el abrazo donde encuentro mi cuerpo envuelto en un cuerpo que me recibe, mientras recíprocamente encuentro un cuerpo que envuelvo y recibo, donde el abrazo es un nosotras como oportunidad de creación.
Así nos acompañamos en los procesos durante el encierro, durante la trayectoria de lesión, cirugía y recuperación de mi rodilla rota como la vida que en estos años vuelvo a tejer para seguir apostando a la danza como encuentro más allá de los escenarios de presentación. Con la escritura del primer borrador de la tesis doctoral y las pausas para las correcciones.
La semilla de estar en disposición de asombrarse, sin adelantar el juicio o la exploración, percatarse del fenómeno que nos envuelve o aparece, acontece.
Esa disposición como creación colectiva, que como decimos en psicología social emerge en tanto el grupo es más que la suma de las partes (17); lo colectivo en esta tensión entre una, su relación con otros, con la misma experiencia y deseo sobre el grupo, sin negar su contexto y las instituciones. El seminario es una disposición de lo grupal, esa disposición colectiva para regresar a la palabra como aliento y letra viva, porque se desliza en un nosotras, porque algo se asoma de la danza al escribir y hablar de ella, al enfrentarse al reto de volverla a descubrir, cómo descubro la respiración movimiento sin desplazamiento del cuerpo.
El seminario amorosamente puso en duda mis certezas e incertidumbres sobre registrar el movimiento o verme en letras. Esta semana al releer la coreografía de los adioses recordé porque me conmueve la escritura de Margarita Baz, por la capacidad de tejer entre literatura y psicología social desde sus referentes del movimiento del cuerpo en la danza, una forma de entrar a los retos de hacer del texto un proceso como el de poner semilla preparando la tierra.
Me resuenan las inquietudes de la danza y la filosofía, danza y ética, danza y ciencias sociales, danza y finitud, entre las distintas prácticas que intuitivamente trato de articular desde nuestros cuerpos danzantes. Descubrir las intensidades que se despliegan sobre la disposición individual y colectiva de producir desde la danza una experiencia de bien común que no anula lo individual, donde lo común no se traduce como uniforme que vuelve homogéneas experiencias, donde lo común no sea colocado como un tirano sobre los procesos individuales, una forma de colocarse, tener postura y perspectiva sobre la potestad sobre una misma y su colectividad.
Desde 2017 voy tratando de explorar el contacto en mi práctica danza ¿cómo es que me acerco a estas prácticas? El primer desplazamiento: poner en pausa la pregunta sobre el porqué para indagar en la manera de hacerlo, desde perspectiva, postura y tacto como guías para describir procesos de tal forma intentar enfatizar los actos y sus modos de ser más que los qué identitarios. Así, aunque en la escritura académica incomoda me ocupo de las narraciones en gerundio y las metáforas de la física tanto como del paisaje.
De manera provisional, me sigo preguntando por las formas del contacto, trayectoria, pluralidad de resonancias, el vínculo con la neuropsicología, disposición, con-sentimiento.
Contacto. Acompañar lo que hago con conciencia del modo de mirar, tocar, acercarse, despedirse. Temperatura, presión, textura, velocidad. Dirección, trayectoria, duración, posibilidad. Como cualidad de la palabra, una manera de decir, de poner lo incómodo, los disensos sin crueldad, buscar el tacto en la exploración de la palabra como caricia, guía, acompañamiento, pero también como sentencia o golpe.
Trayectoria. Puntos conectados en diferentes direcciones, donde se aparece la decisión y la renuncia, un trazo entre tantos posibles, que muestran circuitos, círculos, espirales, caídas, rectas y curvas, las trayectorias como modos de llegar y regresar.
Pluralidad de resonancias. La posibilidad de volver a sonar con recuerdos como palabra y disposiciones del cuerpo, un eco que late, como el palpitar del corazón que en algunas danzas aparece en el abrir y cerrar de un círculo como lo vivo en la danza conchera como un gran corazón. Una posibilidad de diversas voces internalizadas, internas, externas, susurros, gritos.
El vínculo con la neuropsicología. Cómo diálogo, no como sustituto, ni como mandato. Es decir, no renunciar a la conciencia como posibilidad de apalabrar como acto de reconocimiento de la experiencia, no suplantar por el conocimiento químico que sigue siendo un misterio, como la percepción.
Disposición, con-sentimiento. Percatarse de una misma, me sigo preguntando por la apercepción, propiocepción como sentidos que hacen posible abrir a las condiciones de posibilidad de consentir, acto recíproco de aceptar o negar, el sí o el no como expresión de una potestad sobre una misma.
Espero un siguiente ciclo del seminario, del grupo, espero como enunciación de un deseo reconociendo la necesidad por ahora de cerrar, de aceptar las condiciones del ritmo agitado de la vida y la urgencia de cerrar ciclos para dejar de tener pendientes, para entrar a nuevos procesos de asombro, para llegar con nuevas preguntas, terminar las correcciones de la tesis, tener nuevos textos y danza para compartir, tomar un descanso.
Referencias.
(1) Baz y Tellez, Margarita, “La coreografía de los adioses: el cierre grupal”, en Área 3. Cuadernos de Temas Grupales e Institucionales, 1990. p. 3.
http://www.area3.org.es/uploads/coreografia-MBaz.pdf
(2) Salazar Adolfo, La danza y el ballet: Introducción al conocimiento de la danza de arte y del ballet, FCE, 2014, p. 11.
(3) Decimos que algo se enrolla cuando una extensión gira y gira sobre su propio eje, se forma entonces un rollo, no confundir con una maraña, donde no hay un eje, y el giro no es uniforme, ni ordenado, decimos también que cada quien trae un rollo en su cabeza, o anda en su rollo, es decir una idea, sensación, afecto que no termina de entender porque esta cerrada sobre sí misma, pero se va mostrando en su extensión, al dejar de ser rollo, al desenrollarse, desenrollamos para encontrarnos con otras personas y generar lo común.
(4) Los pliegues, dobleces sobre sí mismo, me recuerda a los días de calor húmedo cuando tengo muy presente mis pliegues sudorosos e irritados, Foucault y Deleuze leyendo a Foucault referían a los pliegues del pensamiento para referir a los actos de subjetivar la realidad, de hacerla para el sujeto. También decimos que un pliego es una hoja de papel grande. cuando danzó me pliego y despliego, como al nacer, pasar de una posición fetal a estirarme, como en la clase de danza fetal - estrella - fetal - estrella. en ese abrir cerrar nos vamos encontrando con los de afuera y los de adentro.
(5) Baz y Tellez, Margarita, “La coreografía.. op.cit. p. 3.
(6) nece(si)dad. Es posible que la necesidad esté englobada en la necedad,
(7) búsqueda/nostalgia. Acción de buscar que tiene como origen la nostalgia al mismo tiempo que la nostalgia se despliega en la búsqueda.
(8) in-quietudes. La quietud acompañada de la imposibilidad de habitarla.
(9)por(en) al mismo tiempo que se produce en esa ficción esta misma la origina.
(10) Desde mi participación en actividades relacionadas a mi adherencia a la sexta del EZLN, es decir, Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, comparte la Sexta Declaración de la Selva Lacandona en 2005, a lo cual como otras personas y colectividades soy adherente, la Declaración esta disponible en https://enlacezapatista.ezln.org.mx/sdsl-es/ más tarde el 01 de enero de 2021 comparten Una declaración por la vida, a la cual también adhiero, y esta disponible en https://enlacezapatista.ezln.org.mx/2021/01/01/primera-parte-una-declaracion-por-la-vida/
(11) En la corriente psicoanalítica se comprende que las instituciones de las que somos parte y las encarnamos nos movemos en un saber y no saber sobre la institución y los grupos, sobre nosotras mismas, o al menos por ahora así me resuenan las experiencias documentadas por Rene Lourau, George Lapassade, y otros.
(12) En la nota al pie I, de la parte VII “El cuerpo como expresión y la palabra”, en Fenomenología de la percepción.
(13) Merleau Ponty, Maurice, Fenomenología de la percepción, Planeta Agostini, Barcelona, 1994, p, 192.
(14) Ibíd, p. 13.
(15) Ibíd, p. 94.
(16) A(r)mamos más cercano al acto de ensamblar o disponer que con amor como potencia de persistir, más que en la idea de dar armas. Más hacia la potencia del amor como resonancia de las ideas de Spinoza y la perseverancia por ser. Ya se que no lo dice así Spinoza, así me resuena a mi, terminar de a(r)mar este argumento de manera más precisa es parte de mis correcciones a la tesis doctoral.
(17) Ana María Fernández encuentra que se inauguran los discursos de lo grupal, diferente al descubrimiento de los grupos, cuando dan cuenta las teorías de las cualidades que emergen cuando estamos en lo que Didier Anzieu denominó los grupos pequeños.