Filosofía y danza
Por Oscar Miguel Buendia de Paz
*Texto seleccionado de la Convocatoria Leer, escribir y danzar, una propuesta de la Cátedra Gloria Contreras que surgió al inicio de la pandemia por COVID-19, en el mes de abril 2020. La convocatoria consistió en desarrollar un escrito reflexivo a partir de cuatro lecturas sobre filosofía e investigación de la danza, promoviendo así la lectura, escritura y participación del público.
David Michael Levin deja vislumbrar diversas perspectivas bajo las cuales se puede tomar su texto “Los filósofos y la danza” (1983). Notablemente, la primera se refiere a la posibilidad de repensar la danza desde parámetros distintos a los del patriarcado, una visión bastante pertinente. A la luz de los sucesos que acontecen en este momento histórico en el que se replantean diversas instituciones y formas de pensar el mundo contemporáneo, se presenta la ocasión de traer el campo de la danza a la reflexión dentro de los marcos del paradigma que se está gestando actualmente, los estudios de género.
Si desde tiempo atrás la danza se ha pensado en términos de la dominación masculina, como menciona el texto, y, en este tenor, toda dimensión de la danza se ha formado desde una visión monolítica, habría que dar paso a pensar el campo de la danza desde los estudios de género. De esta forma se recuperaría la visión de este arte desde el punto de vista de las mujeres, mostrando la posibilidad de mirar un terreno en el que se ha visto soterrado el cuerpo y la feminidad.
Ahondar desde este enfoque teórico nos permite concatenar diversas perspectivas, tales como recuperar la visión de las mujeres, quienes son generadoras de la propia danza en este momento histórico, así como de los hombres que se encuentran dentro de las nuevas masculinidades y que dan espacio a habitar lo femenino. Pensar la danza dentro de esta contemporaneidad es a la vez tender un puente entre la experiencia del cuerpo o de los cuerpos, la feminidad y la emancipación de este arte fuera de un sistema de masculinidad caduco.
Al decir emancipar se debe contemplar toda dimensión que englobe el campo de estudio de la danza, no solamente su independencia desde su propia fuerza femenina, sino también su dimensión como un espectáculo en los escenarios, las expresiones dancísticas para las élites, su privilegio de clase. Se trata de atender las reflexiones desde aquella danza que se encuentra fuera de todo la anterior, buscando a quienes se han quedado fuera y a los que se les ha arrebatado.
Por otra parte, el autor deja indicios para recorrer el camino de la tradición filosófica de la hermenéutica, pues esta no figura junto con la fenomenología. Traer a la hermenéutica a discusión cobra relevancia, pues en conjunto, estas dos escuelas, fenomenología y hermenéutica, pueden abonar bastante al campo de la danza. Si bien la fenomenología ha conducido al cuerpo a una comprensión filosófica sobre sí mismo, como apunta Levin, habría que plantear ¿qué hay más allá de esta comprensión objetiva y subjetiva de la comprensión del cuerpo? Esa es una pregunta que solo el enfoque hermenéutico nos podría aclarar.
Se dice lo anterior debido a que la hermenéutica tiene múltiples posibilidades, ya que entendida desde su renovación con Gadamer (2012), nos arroja a un plano donde la danza, entendida como arte, se puede interpretar desde la experiencia del cuerpo y, a su vez, como una fuente que genera una verdad desde los sujetos que la generan.
La danza mirada desde esta filosofía, no sólo es concebida desde la experiencia del movimiento, sino desde la situación de quien la crea en un plano actual y contemporáneo. Esto coloca a la danza en un terreno presente y vigente, que es de gran importancia en una sociedad que implica renovar sus marcos comprensivos tan apresuradamente.
Si bien el texto de Levin es muy vigente en cuanto a sus categorías de análisis, considero que estas mismas podrían tener un mayor desarrollo desde una filosofía hermenéutica acompañada de una perspectiva de género. Es necesario poner la danza en la discusión del presente, actualizar la manera en que pensamos la danza y llevarla al campo filosófico donde emergen ideas actuales, ya que la filosofía es un ejercicio inacabable que debe tratar las problemáticas de su temporalidad socio-histórica.
Fuentes consultadas.
Levin, David Michael. Los Filósofos y la Danza. Trad. Kena Bastien van der Meer. A Parte Rei, 1983. http://serbal.pntic.mec.es/AParteRei/
Gadamer, Hans-Georg. Verdad y método. Salamanca, España: Ediciones Sígueme, 2012.